martes, 11 de septiembre de 2012

Carta a un torero

            Ya siento el dolor de las banderillas y de las espadas que clavarás en mi espalda. Siento el dolor en la mirada del niño de la tercera fila, que no podrá evitar estar ahí, tan puro, y que con el paso del tiempo, será como las personas que observarán y disfrutarán con mi muerte, cegados por la excusa de la fiesta nacional.
            Ya siento el olor de la sangre y del acero. No me quedan fuerzas para aguantar esta angustia, para pensar en mañana, en mi muerte, en toda esa gente con pañuelos blancos festejando el triunfo de una carnicería. Me cortarán las orejas y el rabo, después de torturarme durante minutos, y sabiendo que a ti, te espera una ambulancia y una decena de personas por si te rozo, mientras yo estoy solo.
            Me harás tragar el polvo maloliente de la sangre de mis congéneres, asesinados en el mismo lugar que lo seré yo. Solo espero desangrarme antes de que me corten a trozos. Así se acabará mi agonía y sufrimiento. Espero que la grúa que me remolque cuando esté moribundo, no sea muy fría y dura, y que alguien consiga ver mis lágrimas durante el traslado, que no serán de dolor, sino de impotencia al ver a las personas que están podridas y putrefactas por dentro.
            Aunque ya estoy drogado, asustado y apaleado, intentaré con el último aliento clavarte mis cuernos en lo más profundo de tu vacío corazón, y te haré agonizar, para que sientas como yo, revolcándote y zarandeándote por la arena bañada en nuestro dolor.

FDO: LA BESTIA

Dedicado a todos los toros que mueren en las plazas. 
De mi propia cosecha. Espero que les guste.